Escrito por Diagonal PeriodicoMartes 27 de Octubre de 2009

Malalai Joya, activista afgana, exige la retirada inmediata de las tropas de ocupación españolas y reitera que la guerra de Afganistán no es una misión humanitaria.

EMMA GASCÓ FALQUE / REDACCIÓN, Diagonal Periodico, 27/10/2009

“No os engañéis, no va a haber elecciones democráticas. Igual que no lo fueron las de 2004 ni las de agosto. Esta segunda vuelta será también a punta de pistola”. Así describe Malalai Joya el panorama frente al ya reconocido fraude electoral de los comicios del 20 de agosto.

Esta joven activista lleva años señalando los casos de corrupción en las instituciones afganas. En 2003 denunció públicamente la presencia de los señores de la guerra en la Loya Lirga, la asamblea tradicional afgana, y exigió que fueran juzgados.

A este hecho le sucedieron amenazas de violación y cuatro intentos de asesinato. Pero Joya se había ganado la confianza de los habitantes de Fará, su provincia natal, que la eligieron como parlamentaria en 2005. Esta musulmana laica, como ella misma se describe, no pudo ejercer más que dos años. Fue expulsada del Parlamente afgano gracias a una ley aprobada ad hoc para su caso. Desde entonces, se mueve en la clandestinidad.

DIAGONAL: ¿Qué diferencias hay entre Karzai y Abdullah Abdullah?

MALALAI JOYA: Aunque no hay casi diferencias entre los candidatos, se puede decir que Abdullah es incluso peor. Cuando Karzai llegó al Gobierno no tenía las manos manchadas de sangre. Luego pactó con criminales y resultó ser un títere de Bush. Se dice que bajo su túnica esconde a todos los señores de la guerra y de la droga. De hecho, su hermano, Ahmad Wali Karzai, es un conocido traficante. Pero Abdullah participó en la guerra civil entre 1992 y 1996, y ha estado en la lista negra de criminales de guerra de la ONU. Es un asesino. La OTAN ocupa mi país con la excusa de querer acabar con el poder de los talibanes, pero ha puesto en el Gobierno a gente igual de fanática, sólo que afeitados y con corbata.

D.: ¿Ha cambiado la estrategia de EE UU con Barack Obama?

M.J.: Con Barack Obama en el poder, la situación ha empeorado. Ha muerto comparativamente más gente que durante el periodo Bush y, además, EE UU ha intensificado los bombardeos en las zonas pastunes de Pakistán. Por si fuera poco, Obama quiere incluir al terrible talibán Mulá Omar y Gulbuddin Hekmatyar, otro conocidísimo criminal, en el próximo Gobierno títere, bajo la etiqueta de “moderados”. Pero no hay talibanes moderados en Afganistán.

D.: ¿En qué situación se encuentran los talibanes ahora?

M.J.: Los talibanes controlan el 80% del país y forman parte del Gobierno. Además, aunque nuestra Constitución prohíbe que participen en las elecciones las personas acusadas por crímenes de guerra, muchos se han presentado, como ha hecho Abdul Salam Raketi, un conocido violador talibán. Si EE UU afirma que no apoya a ningún candidato, ¿por qué no pone de manifiesto esta ilegalidad? Para nuestra gente ya ha quedado muy claro que las potencias ocupantes no quieren acabar con los talibanes. Mantienen la situación de peligro para quedarse en Afganistán más tiempo y llevar a cabo su propia política de intereses geoestratégicos.

D.: ¿Está mejorando la situación de las mujeres?

M.J.: Matar a una mujer afgana es igual de fácil que matar a un pájaro. Los derechos de las mujeres se encuentran igual de pisoteados que durante la opresión talibán. El contexto se ve claro con un solo artículo de la ley para las mujeres chiítas aprobada en verano: las mujeres no pueden ir a trabajar o al médico sin el permiso de su marido. En vez de juzgar a los criminales, se legalizan los delitos.

D.: Zapatero sigue diciendo que ésta es una guerra humanitaria…

M.J.: Ahora Afganistán es un negocio: se reparten el pastel entre los talibanes, los señores de la guerra, los ocupantes y los traficantes. Desde que las tropas de la OTAN ocuparon el país en 2001, la producción de opio se ha incrementado en un 4.500%. De los cien millones de dólares que se gastan al día en la guerra de Afganistán, siete se destinan a la reconstrucción y acaban en los bolsillos de los criminales. En cuanto a la matanza de civiles, sólo dos ejemplos recientes: en un bombardeo en Qunduz mataron a un centenar de personas; otras 150 murieron en el bombardeo sobre mi provincia natal. Del cielo nos llueven bombas de racimo y en la tierra nos tenemos que enfrentar a los criminales de guerra y a los talibanes.

Para la población civil la situación se complica si tenemos que luchar no ya con uno, sino con dos enemigos. Si las tropas extranjeras se van, como son sus Gobiernos los que están proporcionando armas, dinero y poder a los criminales, nos será mucho más fácil luchar contra ellos.

La población española tiene que quitarse la venda de los ojos. Las tropas españolas no están llevando a cabo labores humanitarias. Salid a la calle, manifestaos, protestad ante vuestro Gobierno.