Céline Gesret, La Vanguardia, 24/06/2010
La activista afgana acaba de publicar su autobiografía “Una mujer contra los señores de guerra”
La activista afgana durante su estancia en Madrid
Malalai Joya ya es una voz reconocida de la resistencia. Sus palabras incendiarias en la asamblea constitucional de Afganistán en el 2003 contra la ocupación del país y contra la corrupción fueron el punto de partida de su cruzada internacional para devolver la palabra “democracia” a su país. De paso por Madrid para recibir el premio Yo Dona a la Mejor Labor Humanitaria, la joven activista habló con LV.es. En sus manos un cuaderno de notas y en su chaqueta, una chapa con la frase “Tropas de OTAN y EE.UU fuera ya”.
¿Qué significado le da hoy al verbo Resistir?
Más que el verbo en sí, lo más importante es la lucha. En Afganistán estamos luchando contra la ocupación y contra los señores de guerra talibanes que son las marionetas de los EE.UU. Creo que esa lucha es más importante que la lucha para comer, o para el agua.
Su libro autobiográfico fue una demanda de su entorno…
Fue uno de mis seguidores Derrick O”Keefe, un activista antiguerra de Canadá, que me empujó a escribir mi historia para decir la verdad, para desenmascarar a los señores de guerra y pedir la ayuda de los pueblos democráticos. Tienen que conocer la realidad de la ocupación de Afganistán, saber que las tropas están poniendo a los civiles, mujeres y hombres bajo el fuego de las bombas. Esa guerra ya ha matado a 8.000 civiles y 2.000 talibanes. Espero que este libro ayude a los países democráticos a abrir los ojos porque eso no es solo una guerra antiterrorista, es también una guerra de propaganda. Yo diré la verdad, aunque sea peligroso.
¿Dónde vive usted hoy? ¿Todavía teme por su vida?
Vivo en Afganistán en la clandestinidad, cambio mucho de casa, tengo unos escoltas. Ya intentaron matarme 5 veces. Puedo recibir a gente si es gente bien conocida por mi entorno. Me apoya la gente que sufre en mi país y los demócratas de países extranjeros. Eso me da energía y esperanza, no me dejan sola. Ahora en España, recibí una prestigiosa recompensa “Yo Dona”, y eso me da más responsabilidad para no callarme. No tengo miedo a los talibanes, tengo miedo al silencio político frente a las injusticias, eso es lo que me preocupa. La muerte puede venir ahora, pero no puedo ser yo quien vaya a buscarla, lo que importa es saber si estar vivo o muerto tiene un efecto sobre la vida de los demás.
Karzai está negociando ahora con los Talibanes, ¿cuál es su opinión sobre un presidente que nos han vendido internacionalmente como moderado?
Karzai hace que crezcan canceres en el cuerpo de mi país. Son ocho años de apoyo a los talibanes a esconderse y ahora lo formalizan. Cinco de esos jefes que figuran en las listas negras del consejo de seguridad de la ONU están ahora entre el gobierno, entre ellos, Mulah Mutawakel, el ministro de asuntos exteriores de los talibanes. Los llaman talibanes moderados pero eso no existe. 24 miembros del parlamento como Mulah Abdul Salam -quien participó en la masacre de Mazar-i-Sharif, cuando los talibanes estaban en el poder-, está ahora en el gobierno.
En el libro reporta la palabra de un niño que dice “si Malalai fuera presidente de los EE.UU, Afganistán estaría mejor”.
Hasta los niños en Afganistán pueden hacer política, un poco como los niños de Palestina que luchan contra la ocupación con piedras, y suelo pensar que si las piedras de Afganistán podrían hablar, también harían política. Y esos niños de Afganistán son el futuro del país. Una vez me acuerdo que un niño preguntó a su padre: ¿pero, quienes quieren matar a Malalai? Y el padre dijo, los mudjahidins criminales, y el niño vio las fotos de ellos en Internet, y dijo, no pasa nada, esos van a morir pronto. No te preocupes papa. (risa). Eso es la prueba de que la conciencia política crece. Hay gente que no está “educada”, no lee bien, pero ven quien tiene razón o no.
Dice que la esperanza está en apoyar a las fuerzas demócratas. ¿Quiénes son?
La mayoría son intelectuales. El riesgo es que se corrompan en algún momento, Afganistán es el segundo país más corrupto en el mundo. Los intelectuales tienen que aportar educación a mi país pero muchos de ellos prefieren apoyar a las potencias internacionales, esas mismas que están jugando a Tom y Jerry con los talibanes.La democracia no puede entrar con ataques de drones.
¿Cuál sería su primera medida si fuera presidente?
No tengo esa idea de ser un día presidente de mi país, como lo quiere la mayoría de la gente. Soy demasiado joven y con mi edad tampoco puedo ser elegida. Mi único deseo es que los bandidos, los que tienen sangre en las manos tienen que ir delante de una corte internacional. Se ve que en el corazón de la gente ya están delante de los juzgados. Y como mujer espero que haya derechos iguales para hombres y mujeres porque hoy la situación de las mujeres es tan catastrófica como antes de que llegaran los talibanes.
Las mujeres del parlamento, ¿siguen su voz o son parte del decorado?
68 miembros del parlamento pueden ser mujeres, pero la mayoría tienen un papel simbólico, actuando un “show de la paz” para la gente en el mundo. Los que realmente juegan un papel en el parlamento se pueden contar con la mano. Cuando estaba en el parlamento, se difundió mi palabra pero nadie contó como me insultaron, me intentaron pegar o matar.
Cuenta que la burqa le salvó la vida, y precisamente, usted lucha contra la burqa.
Llevar o no la burqa es una elección personal. Los talibanes impusieron la burqa y es un gran disgusto llevarla todo el día y más cuando eres activista. Pero al mismo momento cuando sabes que si uno de ellos te reconocen te puede matar o secuestrar, pues te animas a llevarla porque te permite seguir con tus cosas. Nunca hubiera podido seguir dando clases en la clandestinidad sin la burqa. Al final esa burqa que me disgusta tanto pudo darme seguridad y vida.
¿Por qué según usted la política de Obama en Afganistán es peor de la de Bush?
Mandó mas soldados en el país. La peor masacre ocurrió en Afganistán bajo Obama, en mi región, Farah, con 200 civiles muertos, la mayoría niños. ¿Si fueran los niños de Obama, mandaría más tropas en Afganistán? Está siguiendo la guerra contra el terrorismo, en vez de poner presión a los países vecinos, Irán, Pakistán, Rusia, que apoyan a los talibanes. Por eso las tropas tienen que irse ya. Bush nunca negoció con los talibanes, Obama está peor en eso.
Su padre y abuelo están presentes como resistentes también en su libro, ¿tendría algún recuerdo que le marcó para animar su lucha?
Me apoyan mucho, pero antes de ellos, la sociedad. Somos una generación de guerra, impactados por la historia. Escribió para la sociedad. En segundo puesto está la familia. No quería elegir esa vía, ni mi familia, fue la sociedad quien me empujo a luchar, para conocer, no quedarme silenciosa, ser activa, y fuerte.